jueves, 17 de enero de 2013

¿En qué consiste la democracia israelí?

El primer ministro israelí Bladimir Netanyahu decidió convocar elecciones anticipadas, para el pasado 22 de enero. Respondiendo a esta convocatoria, el Centro Sefarad-Israel, en colaboración con el Real Instituto Elcano y la Embajada de Israel en Madrid, decidieron realizar un seminario titulado “Las Elecciones en Israel a Debate”.  En este curso analizaron las principales cuestiones relacionadas con la democracia y el sistema electoral israelí. Se debatieron los posibles escenarios políticos y geoestratégicos que marcarán los retos postelectorales del Estado Hebreo. He de decir que, aunque se barajeaban diversas posturas políticas del país, todos los ponentes daban por sentado que el ganador sería Netanyahu, quien convocó a las elecciones para poder conseguir una mayoría más amplia y aprobar su presupuesto. (Continuar leyendo)

Como es ya conocido por todos, Netanyahu ganó las elecciones, pero no con la mayoría que pretendía. En realidad poco cambio se jugaban los ciudadanos israelíes -árabes y judíos- en estas elecciones.
En el curso se habló una y otra vez sobre la imposibilidad de solucionar los acuerdos de paz con Palestina, contando con el sistema político actual del Estado Israelí. Si no se reforma el sistema, no se podrá llegar a un acuerdo de paz, y no se podrá llegar a ningún acuerdo de paz, contando con el actual sistema. Carmen López Alonso, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), afirmó que “un sistema proporcional siempre lleva a la fragmentación”. Cuando utilizó el término “proporcional” me sorprendió bastante yo tenía una imagen del Knesset, como una institución judía casi en su totalidad. Nunca la habría catalogado como “sistema proporcional,” menos cuando se considera que el 20% de la población, es árabe y no recibe una representatividad proporcional. Poco a poco fui neutralizando mi opinión, sobre todo gracias a la exposición de Mario Sznajder, de la Universidad Hebrea. Él afirmó “el problema del árabe en Palestina no es la representatividad, sino la división interna”. Los partidos árabes tienen pocos “escaños” porque “hay árabes que votan por partidos judíos, incluso sionistas”, afirmó el profesor Sznajder, quien por cierto, me pareció un excelente orador. Ya había tenido la oportunidad de conocerle en el curso de Corresponsales de Paz en 2011, pero en esta ocasión valoré mucho más su formación.
Otro gran ponente, y me atrevería a decir, que fueron los mejores del curso, fue Felipe Sahagún, de la UCM. Él trató de explicarnos las diferencias entre “derecha e izquierda” cuya traducción al caso Europeo son muy dispares. Sahagún nos explicó que “la derecha es la que más aborda los temas de seguridad por eso cuando más paz ha habido mejor le ha ido a la izquierda”. Actualmente no nos encontramos en “tiempos  de paz”. Por eso es que se vota a Netanyahu, candidato del partido conservador, Likud. Sahagún nos comentó que “los judíos que más votan a la derecha son los que viven en los asentamientos, el 100% de ellos, vota por la derecha. ” Mientras que “los ricos votan por la izquierda”, afirmó a este respecto Sznajder.
Como se ve, es un sistema muy distinto al Europeo y al modelo de democracia Americano. Lo que sí quedó claro es que el problema Palestino no se puede solucionar tan fácilmente. El precio que exigen los diversos grupos del Knesset, para ceder en esta cuestión es imposible de pagar por el Estado Israelí. Para llegar a un acuerdo, tendría que renovarse el sistema y como bien afirmó Sznajder, “el fraccionamiento político representará un coste”.
A la fecha es ya sabido por todos que el ganador fue el mismo primer ministro, que hasta ahora ha sido uno de los líderes israelíes que más ha promovido el crecimiento ilegal de asentamientos. Afortunadamente eso está por cambiar, sobre todo tras la última llamada de la Comunidad Internacional, a través de la ONU quien ha exigido al Gobierno de Netanyahu que detenga urgentemente la expansión de todos los asentamientos y retire al más de medio millón de colonos judíos que habitan en la zona ocupada palestina, lo que supone una violación de múltiples leyes internacionales y podría considerarse un crimen de guerra, por el cual la Autoridad Palestina tendría la potestad de acudir a la Corte Penal Internacional de La Haya.
No sabemos la reacción que tendrá ahora Netanyahu, cuando siempre ha sido muy permisivo con el tema de los asentamientos.
Roi Bet Levi de Punto Press, estuvo también en el curso y nos habló de la personalidad de este líder conservador. Comentó que cuando la comunidad internacional preguntaba su postura, Netanyahu respondía con poca claridad. Esto, según Levi, no era falta de habilidades comunicativas, sino más bien, su propia técnica.  “Netanyahu no siempre quiere darse a entender, ” afirmó.

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